Si es que no hay derecho, cuanto mejor te comportas peor te tratan. yo sin mordisquear a la gente, aprendiendo truquitos, relajada, tranquilita y portándome bastante bien... ¿para qué?
Para que dejen entrar una gata invasora en casa y encima no me dejan ni darle unos bocaditos... ¡¡¡¡Pero se van a enterar de quién manda aquí!!!!!
Pues ya soy la reina de la casa, me han dado rienda suelta, ahora salto y brinco por todos lados y nadie me para, hasta he agujereado el fondo del sofá y me he metido en su interior.
Pero sigo entender porqué las amistades de de mi dueña no se atreven a venir a verme, dicen que me muevo mucho y enseño demasiado los dientes, ¡¡¡si yo sólo estoy jugando!!!.
Yo no sé por qué dicen que soy terca, además de cabezona, obsesiva, testaruda, tozuda… vamos de ideas fijas.
Que si quiero meter las cosas en su sitio ¿quién me lo va a impedir? Aunque tenga que cuadrar el círculo, si yo que soy mas grande me estiro y quepo, una pelota rellena no va a poder chafarse un poquitín.
Si es que ya está bien, como la veterinaria le dijo a mi anfitriona que me manoseara, ¡¡ pues ea!! no os podéis imaginar el calvario que me está haciendo pasar…. me menea y me trajina en todos los modos posibles y ¡¡¡ lo peor es que me besuquea!!!
Eso si, de lo que no me puedo quejar es de que me da juerga y gresca a voluntad y de vez en cuando algunas chucherías que me vuelven loquilla de contenta, vamos que en el fondo le he cogido un poquito de aprecio, encima habla bien de mi a sus amigas, incluso me presentó una muñeca encantadora llamada Patuka que me hizo un video y me compuso una canción… Por lo que prometo no hincar mis dientecitos en tiernas muñecas rellenas de algodón.
Lo que me tiene un poco mosca son las misteriosas intenciones que tiene con un bote de champú que me ha enseñado… ya veremos.
En estos días mi vida ha sufrido diversos cambios, yo estaba tan tranquila con mis hermanitos, cuando de pronto me encontré entre las manos de una persona que me miraba con cara de felicidad y me decía bonita y preciosa, después de lo cual me metió en una mochila y me llevó de paseo en tren. La verdad es que yo estaba espantadísima.
Cuando me dejaron salir de la mochila yo ya tenía claro que me iba a defender con uñas y dientes de cualquiera que se me pusiera por delante, y así lo hice, unas cuantas dentelladas bien dadas dejarían las cosas claras.
Después de las presentaciones y alguna gotilla de sangre ajena, me metieron en mi nueva jaula y me dieron la cena, unos suculentos bocados de pollo me tranquilizaron un poco los ánimos e hicieron que después de tanto estrés me relajase un poco…. y claro está caí rendida de sueño.
En los días sucesivos, aunque estaba mas tranquila ya que no me faltaba nada, continué un poco a recordar a mi anfitriona que tengo dientes y sé usarlos, pero ella optó por ponerse unos guantes y he tenido que claudicar y dejarme manosear.
Encima me llevó al veterinario para mi primera vacuna y como allí me comporté bien, ahora me coge sin guantes…. aunque aún se me escapa algún que otro mordisquillo.